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Era un durazno apunto de caer estaba maduro y deseoso de se degustado, cada mañana le presumia a sus mas jovenes hermanos como seria usado para una cena importante, un cena real tal vez, decia el.
Pero los dias pasaban y el durazno temia caer al abismo y morir sin mas que una triste vida en un arbol, este durazno deseaba aportar un momento de felicidad al mundo, pero los dias seguian su curso y nadie se acercaba.
Un dia cuando el tayo estaba por romperse lloro, derramo su jugo y pregunto a su madre arbol, que sera de mi si no puedo dar alegria a este mundo, la madre arbol se conmovio de que su pequeño albergara tan nobles sentimiento mientras le decia
-Hijo mio la muerte no es sino el principio de una nueva vida, cosas grandes te esperan al morir.
– Madre mia tu solo quieres consolarme pues son mis ultimos dias a tu lado, pronto mi triste existencia caera por aquel acantilado y no podre volver atras.
El pequeño durazno paso sus ultimos dias con una triste melancolia.
Y la gravedad hizo lo suyo el pobre durazno cayo de aquel arbol que tanto amo, y rodo hasta caer a el acantilado que tanto temio, pero no cayo mucho, simplemente un cuantos metros mas abajo en la montaña, y ahi quedo triste y solitario con una vista al vacio, su cuerpo fue consumido regresandolo a la tierra. murio con un ultimo pensamiento «Dios deja que mis hermanos lleven alegria a este mundo »
Dios se compadecio de aquel durazno pues meses despues aquel durazno se fundio con la tierra volviendo a nacer, y fue asi que entendio las palabras de su madre, fue el principio de una vida, y los años pasaron y aquel pequeño retoño de durazno crecio, crecio tanto que elevo su vista hasta donde estaba su madre, y se alegro al verla y ella a el.
-Hijo mio has crecido y en tus ramas has engendrado vida, y no te preocupes mas por la muerte pues solo es el paso siguiente.
Y un buen dia un criado de la realeza fue a recoger algunos duraznos para el festin del rey, al ver al durazno que estaba al borde de la montaña pudo notar que el fruto que llevaba estaba maduro y listo para degustar.
Y fue asi como la melancolia del aquel durazno se convirtio en dicha pues no fue el quien fue degustado por la realeza sino el fruto que habia engendro.